Los resultados son sobrecogedores. Quedando patente la facilidad con la que el individuo es capaz de asumir como propio el rol que se le asigna, dejando de lado la propia identidad. Permitiendo que dichos roles y las fuerzas sociales, modelen y controlen la libertad de pensamiento y de acción.
Como bien dice este estudio, deberíamos preguntarnos: "¿en qué medida nos permitimos a nosotros mismos llegar a estar encarcelados, al admitir dócilmente los roles que los otros nos asignan?" o es que, "¿decidimos permanecer prisioneros dado que ser pasivos y dependientes nos libera de la necesidad de actuar y de ser responsables de nuestras acciones?".
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